Después de 20 años de investigación, el profesor de psicología de la Universidad de Cornell®, Thomas Gilovich, descubrió que la compra de “cosas”, aunque agradable, sólo ofrece una felicidad que se desvanece rápidamente, dado que la gente se acostumbra a las nuevas posesiones y, particularmente con los gadgets tecnológicos, pasa muy poco tiempo hasta que surge un nuevo y emocionante objeto de deseo.
Hay varias razones por las cuales las experiencias de viaje aportan mucha más felicidad, como la anticipación del viaje o el aspecto personal de las propias experiencias, imposibles de comparar entre sí. Además, compartir la experiencia del viaje o mirar hacia atrás en las experiencias vividas es mucho más positivo que recordar las cosas una vez poseídas, incluso si las experiencias son malas.